Pasatiempo
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
Mario Benedetti
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
Mario Benedetti
Comentarios
Por suerte algunos van iluminando.
Querido Mario:
Después de haberme bien aprovechado
del buen trato que usted daba
a la palabra,
me pasé persiguiendo a sus colegas:
a los menos conocidos
los mucho más complicados.
Y le confieso que muy pocas veces
obtuve placer al descifrarlos
y otras muchas
oculté que no podía soportarlos.
Allí quedó su Inventario
destruido por el uso desatado
que le dio mi mujer
con sus alumnos.
Y allí, pido perdón,
está el segundo
Inventario todavía empaquetado.
En fin,
usted se ha muerto y cada día
repito y repito las rutinas
de oficinas.
Y ya no sé enfermarme/enamorarme,
mi juventud
fue una Laura Avellaneda.
Y cada hombre que mira
tiene los ojos puestos
allí donde más ausente estuve.
Pero estoy repitiendo esos tributos
económicos robando al tributado,
vuelvo a pedirle perdón y digo:
no esquivé tantas penas avisadas
lo leí sin creer, sin hacer caso.
Chau, querido Mario,
disfrute Usted
escribiendo allá en los baños
donde se van a aliviar
los angelitos.
Dios va a verlos salir
algo cambiados
palpadores de nalgas… decidores.
Y el de las llaves
tendrá gruesa puteada:
_ Fijate Pedro a quién dejás pasar
que la tropa celestial
parece alzada.
Oscar - 2/05'09