Un largo horizonte
Un vendaval regresa
sacudiendo los ventanales/
desde no sé qué mares
llegan de repente
la agonía, lo visceral
y esa justificada costumbre
de dejar todo en silencio
como una ausencia
como un sol que se aferra a la luz
antes de morir con la tarde.
¿Qué es entonces
el tránsito de los años?
¿Es acaso empezar a cargar la vida,
ayudarla a cruzar la calle,
a vestirse,
a descubrirle los sonidos
y los rincones?
¿Qué viento se está llevando mis días y
el árbol del niño
que fuí entonces?
¿Qué voz me ha dejado mudo en una noche
sin tiempo?/
No se,
pero soy
el que siempre se queda
el que mira detrás de la ventana,
el que viaja por un continente de sueños
y lleva en el pecho un mundo que ha visto.
La vida, otra vez me está llamando,
invitándome a quemar la última gota de aliento
de éste/
mi corazón
que se empecina en morir enamorado.
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